miércoles, 31 de octubre de 2007

Cuarta lectura de Rayuela, según San Cortázar...

"Lo que estaba claro es que necesitaba escaparme de este aburrido país que a veces es la vida"
Preso de un impulso desconocido, casi por instinto, he llegado a casa y he cogido Rayuela. Mi libro, o debería decir mis libros. Y es verdad, es la cuarta vez que me dispongo a leer mi pequeña biblia y cada vez la siento de forma diferente. Me encanta cuando entras en esa habitación del quinto piso de la Rue Vaneau donde Ronald y Babs pinchan aquellos viejos discos de jazz que te hacen marcar el ritmo con el pie. Cómo ese olor a humo y vodka barato impregna la habitación donde tirado en el suelo, debajo de una manta y a un lado, Horacio mira fijamente a Gregorovius que habla con la Maga. Cómo el viejo Jelly Roll toca su piano mientras el agua cae por la claraboya y tiene razón Ronald al decir que el viejo Morton canta como si hubieses tenido los zapatos metidos en el agua de la medianoche. Cómo Horacio busca y busca de una forma metafísica a la Maga sin encontrarla, pero ché es que él es un Mondrián y ella un Klee. Eso sí, caminábais por París sin buscaros para encontraros. Aunque quedárais en cualquier barrio de la ciudad desafiando el peligro de pasar el día solos. Porque, quisiérais o no, siempre acabábais juntos. ¿Todavía estará allí aquel paragüas viejo que abandonásteis en aquel parque porque os daba pena tirarlo a la basura? Pero dejémonos de preguntas que Wong llega con el café.
Rayuela, la última vez te abría al azar, dejaba que me sorprendieras, y ahora reinventaré tus páginas de nuevo porque siempre me has hecho mirar las cosas de una forma diferente.

Gracias Julio, gracias.

lunes, 29 de octubre de 2007

Una tarde acompañada...

Nunca nos realizamos. Somos dos abismos - Un pozo mirando fijamente al cielo.


Puede que ya sea hora de que haga el único esfuerzo de mirar para mi propia vida. Me veo en medio de un desierto inmenso. Digo de lo que ayer literariamente fui, procuro explicarme a mi mismo cómo he llegado aquí.


Y duermo, a mi manera, sin sueño ni reposo, esta vida vegetativa de la suposición, y bajo mis párpados sin sosiego se cierne, como la espuma quieta de un mar sucio, el reflejo lejano de las farolas mudas de la calle.


Hemos empezado bien a nadar por este estar sólo rodeado de gente. Y no es tan malo, porque puedo estar acompañado sin estarlo. Y es una sensación extraña. La gente pasa por delante de la cristalera, como si de una pantalla de cine se tratara. Un extraño fluir de caras desconocidas que la ciudad te enseña. Hecho de menos mi casa, mi familia, mis amigos, mis perros... pero tengo que conseguir ese sueño por el que lucho. Me he dado cuenta de lo que tengo que hacer para llegar a la meta. Es como si lo viera nítidamente a través de una cerradura oscura. Ya empecé a guardar cosas en la cajita. Es el segundo paso. Ese atraco al que un día te sometí, ese Completamente Viernes que un día te regalé, esos dos o tres segundos de ternura que alguna vez quise robarte...pero también hay cosas que dejaré fuera, que no guardaré nunca. Sólo quiero olvidar algunos detalles. Porque has empezado a dolerme y este debe ser el segundo paso, aunque no sé si estaré equivocado porque jamás me lo has dicho. Porque has empezado a dolerme y es el segundo paso. Ahora que Pessoa y Cortázar me acompañan y esta bebida que cura la malaria burbujea sin descanso.

domingo, 28 de octubre de 2007

Preparados... listos... Ya!!!


Y empezamos de nuevo. Ya hemos llegado a la ciudad que bien podría estar situada en uno de los anillos del infierno de Dante. Empezamos de nuevo, y las cosas parecen que siguen igual (querido care contubernalis, tu ya me entiendes). La única diferencia es que me siento más fuerte. Primer punto del orden de la noche: elegir entre dos pastillas, la roja o la azul. Una, la pastilla azul, no hará nada y seguiré en un mundo de sueños del que no puedes despertar, tomando un café con el engaño en cualquier antro de la ciudad. La otra, la roja, me despierta y me lleva directamente a mirar a la realidad fijamente a los ojos y así poder empezar a dedicarme a mí y solamente a mí, algo que siempre debí hacer. En fin, elijo la roja. Se levanta el telón... y habrá muuuuuchos cambios.

domingo, 21 de octubre de 2007

Han llegado mis vacaciones. Por fin. Dejo por un tiempo aparcada la facultad y el trabajo. Lo necesito. Cojo mis cosas y me voy. Me voy a donde ella no pueda verme. Aunque no entiendo por qué me empeño en echarla de menos. Vuelo hacia Charrajevo, va ser una semana interesante. Pulso el off durante unos segundos ... ... ... apagado o fuera de cobertura. Hecho. Desaparecer por un tiempo creo que me vendrá bien. Este semana el Rick's cuelga el cartel de "Cerrado por Vacaciones". Gracias a todos los que habéis venido a pasar un rato por aquí. Nos vemos pronto. (Y espero que renovado)

sábado, 20 de octubre de 2007

El libro del Desasosiego (fragmento)

"Me da más pena de los que sueñan lo probable, lo legítimo y lo próximo, que de los que devanean sobre lo lejano y lo extraño. (...) El que sueña lo posible tiene la posibilidad real de la verdadera desilusión. No puede pesarme mucho el haber dejado de ser emperador romano, pero puede dolerme el no haberle hablado nunca a la costurera que, hacia las nueve, dobla siempre la esquina de la derecha."

(El Libro del Desasosiego - Fernando Pessoa)

(pronto estará en mis manos)

Foto: Jonathan Day-Reiner

martes, 16 de octubre de 2007

Kiwi!

Tristeza y hermosura,
limitación
y alas para un Sueño.

viernes, 12 de octubre de 2007

Recuerdos

Vuelvo a casa del trabajo con una canción en la cabeza. Hoy la escuché varias veces y es increíble todos los recuerdos que hace que revoloteen alrededor de mi cama en esta fría noche. Parece que fue ayer cuando cruze El Negrón hacia ese territorio no conquistado, húmedo y frío que es Asturias. La sensación fue increíble: León, territorio seco y árido, a continuación 1600 metros de oscuridad, y la lluvia, la niebla, el frío, Asturias. Fue un viaje increíble cargado de emociones, donde no sabía que iba a encontrar y esperando conocer a alguien que no había visto nada más que en fotografías. Tenía miedo, mucho miedo porque no dejaba de ser un guaje que entró en un autobús 600 kilómetros más abajo, que llegaba a un sitio que no conocía, donde ella no estaría para recibirme. Pero se presentó en su casa antes de lo que esperaba y ya nuestros labios comenzaban a desearse. Creo que algún día cogeré el mapa, la brújula y el sextante, y calcularé de nuevo el rumbo de regreso. Porque a veces, después de todo este tiempo, siento nostalgia de verte, nostalgia de volver a recorrer todos aquellos lugares que de una forma u otra forman parte de mi. Aunque como dice Sabina, al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. Pero Joaquín, con tu permiso, un extremeño echa de menos ese frío que cala hasta los huesos, porque nosotros también necesitamos de vez en cuando humedecer un poco los pulmones. Todavía recuerdo las noches en Ribadesella, los lagos, la mañana que pasamos en el fitu... Aquellos lugares secretos que conocías y que deseabas enseñarme. Y que todavía permanecen. El olvido sabe que ha borrado bastantes detalles. Juega con ventaja porque los recuerdos se pierden, se alejan, se mezclan, se superponen. Cierro los ojos. Puedo ver el miedo de un primer beso, temeroso de un No por respuesta, el calor de la fría playa de Ribadesella, aquel ardiente mirador del Fitu, la tierna soledad de la playa de las Cueves, el paseo por aquel acantilado... te hubiera dado más de lo que me robas, le dije al Norte cuando me fui pa'l Sur. Emociones, recuerdos, sensaciones, latidos, que de vez en cuando, vuelven a visitarme antes de dormir para recordarme que Asturias y tú seguís estando ahí, un poquito más arriba. En Asturias he aprendido que se puede combatir el frío con unas cuantas caricias, que es mejor dejarse llevar que hacer preguntas, que no debes beberte los posos de la sidrina y que no valgo para las despedidas. Si faltan emociones me las invento, la madrugada no tiene corazón. Y quiero volver, regresar ahora que ya no soy tan guaje, para que no me falten, para que se reinventen. Quiero volver a pisar todos aquellos sitios donde fuimos, por el simple motivo de tocar el recuerdo sin tener necesariamente que cerrar los ojos. Tengo la sensación que repetir algún día ese viaje, sería purificante. Porque ya no subo el volumen de esa forma cuando me enfado, porque cada uno ha tomado su camino, yo el Sur, tú el Norte. Porque sigo siendo el mismo y quiero soñar de forma diferente estos recuerdos que casi han desaparecido. Porque todo esto de momento, no deja de ser un sueño.



(Joaquín Sabina - Dímelo en la Calle)

lunes, 8 de octubre de 2007

La Carta en el Camino


ADIÓS, pero conmigo serás, irás adentro de una gota de sangre que circule en mis venas o fuera, beso que me abrasa el rostro o cinturón de fuego en mi cintura. Dulce mía, recibe el gran amor que salió de mi vida y que en ti no encontraba territorio como el explorador perdido en las islas del pan y de la miel. Yo te encontré después de la tormenta, la lluvia lavó el aire y en el agua tus dulces pies brillaron como peces.
Adorada, me voy a mis combates.
Arañaré la tierra para hacerte una cueva y allí tu Capitán te esperará con flores en el lecho. No pienses más, mi dulce, en el tormento que pasó entre nosotros como un rayo de fósforo dejándonos tal vez su quemadura. La paz llegó también porque regreso a luchar a mi tierra, y como tengo el corazón completo con la parte de sangre que me diste para siempre, y como llevo las manos llenas de tu ser desnudo, mírame, mírame, mírame por el mar, que voy radiante, mírame por la noche que navego, y mar y noche son los ojos tuyos. No he salido de ti cuando me alejo. Ahora voy a contarte: mi tierra será tuya, yo voy a conquistarla, no sólo para dártela, sino que para todos, para todo mi pueblo. Saldrá el ladrón de su torre algún día. Y el invasor será expulsado. Todos los frutos de la vida crecerán en mis manos acostumbrados antes a la pólvora. Y sabré acariciar las nuevas flores porque tú me enseñaste la ternura. Dulce mía, adorada, vendrás conmigo a luchar cuerpo a cuerpo porque en mi corazón viven tus besos como banderas rojas, y si caigo, no sólo me cubrirá la tierra sino este gran amor que me trajiste y que vivió circulando en mi sangre. Vendrás conmigo, en esa hora te espero, en esa hora y en todas las horas, en todas las horas te espero. Y cuando venga la tristeza que odio a golpear a tu puerta, dile que yo te espero y cuando la soledad quiera que cambies la sortija en que está mi nombre escrito, dile a la soledad que hable conmigo, que yo debí marcharme porque soy un soldado, y que allí donde estoy, bajo la lluvia o bajo el fuego, amor mío, te espero, te espero en el desierto más duro y junto al limonero florecido: en todas partes donde esté la vida, donde la primavera está naciendo, amor mío, te espero. Cuando te digan "Ese hombre no te quiere", recuerda que mis pies están solos en esa noche, y buscan los dulces y pequeños pies que adoro. Amor, cuando te digan que te olvidé, y aun cuando sea yo quien lo dice, cuando yo te lo diga, no me creas, quién y cómo podrían cortarte de mi pecho y quién recibiría mi sangre cuando hacia ti me fuera desangrando? Pero tampoco puedo olvidar a mi pueblo. Voy a luchar en cada calle, detrás de cada piedra. Tu amor también me ayuda: es una flor cerrada que cada vez me llena con su aroma y que se abre de pronto dentro de mí como una gran estrella.
Amor mío, es de noche.
El agua negra, el mundo dormido, me rodean. Vendrá luego la aurora y yo mientras tanto te escribo para decirte: "Te amo". Para decirte "Te amo", cuida, limpia, levanta, defiende nuestro amor, alma mía. Yo te lo dejo como si dejara un puñado de tierra con semillas. De nuestro amor nacerán vidas. En nuestro amor beberán agua. Tal vez llegará un día en que un hombre y una mujer, iguales a nosotros, tocarán este amor, y aún tendrá fuerza para quemar las manos que lo toquen. ¿Quiénes fuimos? ¿Qué importa? Tocarán este fuego y el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombre y el mío, el nombre que tú sola supiste porque tú sola sobre la tierra sabes quién soy, y porque nadie me conoció como una, como una sola de tus manos,porque nadie supo cómo, ni cuándo mi corazón estuvo ardiendo: tan sólo tus grandes ojos pardos lo supieron, tu ancha boca, tu piel, tus pechos, tu vientre, tus entrañas y el alma tuya que yo desperté para que se quedara cantando hasta el fin de la vida.
Amor, te espero.
Adiós, amor, te espero.
Amor, amor, te espero.
Y así esta carta se termina sin ninguna tristeza: están firmes mis pies sobre la tierra, mi mano escribe esta carta en el camino, y en medio de la vida estaré siempre junto al amigo, frente al enemigo, con tu nombre en la boca y un beso que jamás se apartó de la tuya.
(La Carta en el Camino - Pablo Neruda)

viernes, 5 de octubre de 2007

Apagando este sabor amargo...

Porque Sacthmo es un trozo de la anti-tristeza.

Vuelvo a casa solo, en el olvido. Mr. Peel tenía razón. No se puede quedar en las filas impares del cine. Sueños 0, Realidad 1. Y en este ebrio momento me pregunto si todo lo que ha pasado esta semana ha sido un espejismo. Tengo miedo a saberlo, pero más que nunca, necesito la respuesta.

lunes, 1 de octubre de 2007


Reaparecistes, de nuevo de vuelta después de dos años. Y parece que me has vuelto a colocar de nuevo en el rumbo correcto. Es como si el cuerpo recordara una memoria abandonada hace ya tiempo. Comounreguerodepólvora se acabó la espera. Vuelven los nervios, vuelven las miradas, vuelven los gestos...y eso me gusta. Sólo decirte una cosa:
"Impares. Fila 13. Butaca 3. Te espero como siempre"

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