viernes, 12 de octubre de 2007

Recuerdos

Vuelvo a casa del trabajo con una canción en la cabeza. Hoy la escuché varias veces y es increíble todos los recuerdos que hace que revoloteen alrededor de mi cama en esta fría noche. Parece que fue ayer cuando cruze El Negrón hacia ese territorio no conquistado, húmedo y frío que es Asturias. La sensación fue increíble: León, territorio seco y árido, a continuación 1600 metros de oscuridad, y la lluvia, la niebla, el frío, Asturias. Fue un viaje increíble cargado de emociones, donde no sabía que iba a encontrar y esperando conocer a alguien que no había visto nada más que en fotografías. Tenía miedo, mucho miedo porque no dejaba de ser un guaje que entró en un autobús 600 kilómetros más abajo, que llegaba a un sitio que no conocía, donde ella no estaría para recibirme. Pero se presentó en su casa antes de lo que esperaba y ya nuestros labios comenzaban a desearse. Creo que algún día cogeré el mapa, la brújula y el sextante, y calcularé de nuevo el rumbo de regreso. Porque a veces, después de todo este tiempo, siento nostalgia de verte, nostalgia de volver a recorrer todos aquellos lugares que de una forma u otra forman parte de mi. Aunque como dice Sabina, al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. Pero Joaquín, con tu permiso, un extremeño echa de menos ese frío que cala hasta los huesos, porque nosotros también necesitamos de vez en cuando humedecer un poco los pulmones. Todavía recuerdo las noches en Ribadesella, los lagos, la mañana que pasamos en el fitu... Aquellos lugares secretos que conocías y que deseabas enseñarme. Y que todavía permanecen. El olvido sabe que ha borrado bastantes detalles. Juega con ventaja porque los recuerdos se pierden, se alejan, se mezclan, se superponen. Cierro los ojos. Puedo ver el miedo de un primer beso, temeroso de un No por respuesta, el calor de la fría playa de Ribadesella, aquel ardiente mirador del Fitu, la tierna soledad de la playa de las Cueves, el paseo por aquel acantilado... te hubiera dado más de lo que me robas, le dije al Norte cuando me fui pa'l Sur. Emociones, recuerdos, sensaciones, latidos, que de vez en cuando, vuelven a visitarme antes de dormir para recordarme que Asturias y tú seguís estando ahí, un poquito más arriba. En Asturias he aprendido que se puede combatir el frío con unas cuantas caricias, que es mejor dejarse llevar que hacer preguntas, que no debes beberte los posos de la sidrina y que no valgo para las despedidas. Si faltan emociones me las invento, la madrugada no tiene corazón. Y quiero volver, regresar ahora que ya no soy tan guaje, para que no me falten, para que se reinventen. Quiero volver a pisar todos aquellos sitios donde fuimos, por el simple motivo de tocar el recuerdo sin tener necesariamente que cerrar los ojos. Tengo la sensación que repetir algún día ese viaje, sería purificante. Porque ya no subo el volumen de esa forma cuando me enfado, porque cada uno ha tomado su camino, yo el Sur, tú el Norte. Porque sigo siendo el mismo y quiero soñar de forma diferente estos recuerdos que casi han desaparecido. Porque todo esto de momento, no deja de ser un sueño.



(Joaquín Sabina - Dímelo en la Calle)

3 comentarios:

Blogger mtg ha dicho...

Querido Mr.Blaine es usted un romantico :)

Me ha encantado su relato pero creo que aunque vuelva a esos lugares no volverá.A veces a los recuerdos es mejor dejarlos como eso que son,recuerdos, y no trastocarlos para reciclarlos en otros que quizá no superen a los anteriores.
Siga viviendo de ilusiones y recuerdos :)y contínue escribiendolos para nosotros.

beso!

14 de octubre de 2007, 15:18  
Anonymous Anónimo ha dicho...

No se, creo que esto me suena jejejejejejejeje, parece que lo viví ayer, porque al leerlo se me refresca una memoria que quizás tenía invernando.
Todos cambiamos, es verdad, y posiblemente ahora las cosas pudiesen ser diferentes...nunca se sabe.

15 de octubre de 2007, 8:09  
Blogger Richard Blaine ha dicho...

"Ahora que está tan lejos el olvido,
ahora que me perfumo cada día,
ahora que, sin saber, hemos sabido
querernos, como es debido
sin querernos todavía."

Posiblemente ahora las cosas serían diferentes...creo que si, que serían diferentes. La idea de regresar se hace más fuerte. Quiero saber que sentiré al pisar de nuevo todo aquello. Por eso algún día me monto en el ascensor, le doy al botoncito y subo esos 600 km que me separan del último piso. Su piso. El ascensor también puede bajar, por si algún día le apetece tomar un café en el mío.

Un beso!

20 de octubre de 2007, 2:23  

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