lunes, 16 de mayo de 2011


"Cierro los ojos y aspiro en el pasado ese perfume de tu carne más secreta, quisiera no abrirlos a este ahora donde leo y fumo y todavía creo estar viviendo."

Julio Cortázar, Tu más profunda piel.


Hoy dijiste tengo miedo. Dijiste tengo miedo de una forma demasiado tranquila para mis dos pequeñas neuronas. Sólo puedo decirte que no lo tengas, pues ese miedo que sientes ahora quizá pueda obligarnos a mirarnos desde la ausencia. Yo estoy y estaré bien. Me lo he prometido a mi mismo, así que por mí no debes preocuparte. Ya sabes que todo debe fluir como el agua, sin ataduras, ni obligaciones, ni reglas escritas, pues sólo así podremos encontrar una parte de la felicidad que necesitamos. No dejes que ese miedo murmure una última defensa abandonada que apague los latidos, que pierda las postales, que borre las pisadas, pues parece que es el primer paso para que empecemos a hablar lenguajes diferentes. A veces pienso cómo hubiese sido el futuro si no hubiese estado en el lado oscuro del camino, si hubieses encendido esa luz que necesitábamos y sonrío, sonrío porque sé que aunque tenga que volver a la realidad, lejos de mi ruta salvaje, de alguna forma u otra formas parte de mí y este hecho no esconde sufrimiento ni dolor porque es ahora, con el aroma del tabaco rubio que te pienso, que te recuerdo, dándome cuenta de la importancia capital que ha sido el haberte conocido. No quiero que el tiempo de habitaciones separadas que estamos viviendo ahora, nos obligue a mirar hacia donde no queremos, pues el sol se está poniendo y el tiempo se escapa. Ya no me pregunto que pasará en el futuro, pues es mejor ocuparse del presente, que es lo que realmente podemos sentir. Por eso algo nos dice que nos merecemos la oportunidad de terminar el capítulo que empezamos a escribir meses atrás, ese donde los sueños son mentiras de verdad, ese donde viven las sonrisas, los escalofríos, la piel de gallina, dónde sólo hacía falta una mirada para entendernos y comprendernos. Sabes que el olvido no nos sienta tan bien, por eso no debes tener miedo, porque creo que, al menos, nos merecemos volver a sentir esos dos o tres segundos de ternura para que este final se convierta así en uno de los mejores finales de la historia.

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