miércoles, 31 de octubre de 2007
lunes, 29 de octubre de 2007
Una tarde acompañada...
Puede que ya sea hora de que haga el único esfuerzo de mirar para mi propia vida. Me veo en medio de un desierto inmenso. Digo de lo que ayer literariamente fui, procuro explicarme a mi mismo cómo he llegado aquí.
Y duermo, a mi manera, sin sueño ni reposo, esta vida vegetativa de la suposición, y bajo mis párpados sin sosiego se cierne, como la espuma quieta de un mar sucio, el reflejo lejano de las farolas mudas de la calle.
Hemos empezado bien a nadar por este estar sólo rodeado de gente. Y no es tan malo, porque puedo estar acompañado sin estarlo. Y es una sensación extraña. La gente pasa por delante de la cristalera, como si de una pantalla de cine se tratara. Un extraño fluir de caras desconocidas que la ciudad te enseña. Hecho de menos mi casa, mi familia, mis amigos, mis perros... pero tengo que conseguir ese sueño por el que lucho. Me he dado cuenta de lo que tengo que hacer para llegar a la meta. Es como si lo viera nítidamente a través de una cerradura oscura. Ya empecé a guardar cosas en la cajita. Es el segundo paso. Ese atraco al que un día te sometí, ese Completamente Viernes que un día te regalé, esos dos o tres segundos de ternura que alguna vez quise robarte...pero también hay cosas que dejaré fuera, que no guardaré nunca. Sólo quiero olvidar algunos detalles. Porque has empezado a dolerme y este debe ser el segundo paso, aunque no sé si estaré equivocado porque jamás me lo has dicho. Porque has empezado a dolerme y es el segundo paso. Ahora que Pessoa y Cortázar me acompañan y esta bebida que cura la malaria burbujea sin descanso.
domingo, 28 de octubre de 2007
Preparados... listos... Ya!!!

domingo, 21 de octubre de 2007

sábado, 20 de octubre de 2007
El libro del Desasosiego (fragmento)
"Me da más pena de los que sueñan lo probable, lo legítimo y lo próximo, que de los que devanean sobre lo lejano y lo extraño. (...) El que sueña lo posible tiene la posibilidad real de la verdadera desilusión. No puede pesarme mucho el haber dejado de ser emperador romano, pero puede dolerme el no haberle hablado nunca a la costurera que, hacia las nueve, dobla siempre la esquina de la derecha."
(El Libro del Desasosiego - Fernando Pessoa)
(pronto estará en mis manos)
Foto: Jonathan Day-Reiner
martes, 16 de octubre de 2007
viernes, 12 de octubre de 2007
Recuerdos



lunes, 8 de octubre de 2007
La Carta en el Camino

ADIÓS, pero conmigo serás, irás adentro de una gota de sangre que circule en mis venas o fuera, beso que me abrasa el rostro o cinturón de fuego en mi cintura. Dulce mía, recibe el gran amor que salió de mi vida y que en ti no encontraba territorio como el explorador perdido en las islas del pan y de la miel. Yo te encontré después de la tormenta, la lluvia lavó el aire y en el agua tus dulces pies brillaron como peces.
Adorada, me voy a mis combates.
Arañaré la tierra para hacerte una cueva y allí tu Capitán te esperará con flores en el lecho. No pienses más, mi dulce, en el tormento que pasó entre nosotros como un rayo de fósforo dejándonos tal vez su quemadura. La paz llegó también porque regreso a luchar a mi tierra, y como tengo el corazón completo con la parte de sangre que me diste para siempre, y como llevo las manos llenas de tu ser desnudo, mírame, mírame, mírame por el mar, que voy radiante, mírame por la noche que navego, y mar y noche son los ojos tuyos. No he salido de ti cuando me alejo. Ahora voy a contarte: mi tierra será tuya, yo voy a conquistarla, no sólo para dártela, sino que para todos, para todo mi pueblo. Saldrá el ladrón de su torre algún día. Y el invasor será expulsado. Todos los frutos de la vida crecerán en mis manos acostumbrados antes a la pólvora. Y sabré acariciar las nuevas flores porque tú me enseñaste la ternura. Dulce mía, adorada, vendrás conmigo a luchar cuerpo a cuerpo porque en mi corazón viven tus besos como banderas rojas, y si caigo, no sólo me cubrirá la tierra sino este gran amor que me trajiste y que vivió circulando en mi sangre. Vendrás conmigo, en esa hora te espero, en esa hora y en todas las horas, en todas las horas te espero. Y cuando venga la tristeza que odio a golpear a tu puerta, dile que yo te espero y cuando la soledad quiera que cambies la sortija en que está mi nombre escrito, dile a la soledad que hable conmigo, que yo debí marcharme porque soy un soldado, y que allí donde estoy, bajo la lluvia o bajo el fuego, amor mío, te espero, te espero en el desierto más duro y junto al limonero florecido: en todas partes donde esté la vida, donde la primavera está naciendo, amor mío, te espero. Cuando te digan "Ese hombre no te quiere", recuerda que mis pies están solos en esa noche, y buscan los dulces y pequeños pies que adoro. Amor, cuando te digan que te olvidé, y aun cuando sea yo quien lo dice, cuando yo te lo diga, no me creas, quién y cómo podrían cortarte de mi pecho y quién recibiría mi sangre cuando hacia ti me fuera desangrando? Pero tampoco puedo olvidar a mi pueblo. Voy a luchar en cada calle, detrás de cada piedra. Tu amor también me ayuda: es una flor cerrada que cada vez me llena con su aroma y que se abre de pronto dentro de mí como una gran estrella.
Amor mío, es de noche.
El agua negra, el mundo dormido, me rodean. Vendrá luego la aurora y yo mientras tanto te escribo para decirte: "Te amo". Para decirte "Te amo", cuida, limpia, levanta, defiende nuestro amor, alma mía. Yo te lo dejo como si dejara un puñado de tierra con semillas. De nuestro amor nacerán vidas. En nuestro amor beberán agua. Tal vez llegará un día en que un hombre y una mujer, iguales a nosotros, tocarán este amor, y aún tendrá fuerza para quemar las manos que lo toquen. ¿Quiénes fuimos? ¿Qué importa? Tocarán este fuego y el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombre y el mío, el nombre que tú sola supiste porque tú sola sobre la tierra sabes quién soy, y porque nadie me conoció como una, como una sola de tus manos,porque nadie supo cómo, ni cuándo mi corazón estuvo ardiendo: tan sólo tus grandes ojos pardos lo supieron, tu ancha boca, tu piel, tus pechos, tu vientre, tus entrañas y el alma tuya que yo desperté para que se quedara cantando hasta el fin de la vida.
Amor, te espero.
Adiós, amor, te espero.
Amor, amor, te espero.
Y así esta carta se termina sin ninguna tristeza: están firmes mis pies sobre la tierra, mi mano escribe esta carta en el camino, y en medio de la vida estaré siempre junto al amigo, frente al enemigo, con tu nombre en la boca y un beso que jamás se apartó de la tuya.
viernes, 5 de octubre de 2007
lunes, 1 de octubre de 2007
